Punto de Pekín bordado: el secreto elegante que transforma tus bordados.

Hay puntadas que tienen alma, no sólo sirven para decorar una tela, sino que parecen llevar dentro una historia. El punto de Pekín es una de esas puntadas que, aunque sencilla, tiene una elegancia que atrapa. Su origen oriental le da ese aire delicado y tranquilo que tanto me gusta.

Verás que no es difícil, y que una vez lo domines te va a encantar usarlo para dar textura y movimiento a tus bordados. También te contaré cómo cuidarlos, cómo conservarlos y por qué bordar, incluso con un punto tan simple, puede cambiar la forma en la que te sientes.

Si te apetece aprender algo nuevo, preparar una taza de té y dedicarte un rato solo para ti, acompáñame. Te prometo que este punto se convertirá en uno de tus favoritos ^^.

El encanto del punto de Pekín.

El punto de Pekín, o Pekin Stitch, es una puntada que tiene ritmo. Se basa en un punto atrás, pero luego se le da una segunda pasada entrelazada que lo transforma por completo. El resultado es una línea suave, con textura, que parece una pequeña trenza de hilo.

Es un punto que tiene origen en bordados chinos, donde la precisión y la armonía son parte del arte. Lo bonito de este punto es que combina lo sencillo con lo elegante. No es complicado, pero el resultado tiene una presencia que sorprende.

A mí me gusta porque es muy versátil, puedes usarlo para contornos, para enmarcar flores, para decorar letras o, simplemente, para rellenar espacios. Además, tiene ese algo hipnótico que hace que el tiempo se te pase sin darte cuenta mientras lo haces.

Bordar el punto de Pekín es como seguir un camino. Vas avanzando poco a poco y, cuando miras atrás, ves un dibujo precioso que antes no existía.

Materiales que vas a necesitar.

Lo mejor de este punto es que no necesitas nada especial para hacerlo, con unos pocos materiales puedes practicar y conseguir resultados preciosos.

Necesitarás:

  • Tela para bordar, de algodón o lino.
  • Hilo mouliné de bordar.
  • Aguja de bordado fina.
  • Bastidor para mantener la tela tensa.
  • Tijeras pequeñas.
  • Lápiz o marcador para tela.

Si estás empezando, te recomiendo una tela clara y un hilo que contraste, así podrás ver bien las puntadas. El bastidor es importante, porque mantener la tela tensa ayuda a que el hilo se deslice mejor y a que el punto quede limpio.

Cómo hacer el punto de Pekín paso a paso.

Vamos a hacerlo juntas, paso a paso, sin prisas.

Dibuja la línea de guía.

Empieza dibujando una línea recta o curva con el marcador de tela, esa será la guía por la que harás el punto. Coloca la tela en el bastidor y ajústala bien para que no se mueva.

Haz una línea de pespunte.

Primero vas a hacer una línea de pespunte a lo largo de la guía. Es la base sobre la que trabajaremos.

Saca la aguja por el derecho de la tela, haz una puntada hacia atrás y vuelve a salir un poco más adelante. Repite este movimiento siguiendo la línea. Intenta que las puntadas tengan el mismo tamaño para que luego el entrelazado quede uniforme.

Añade la segunda pasada.

Ahora viene la parte mágica. Con el mismo hilo o con otro color, pasa la aguja por debajo del segundo punto, sin pinchar la tela. Luego pasa por encima del primero, después por debajo del tercer punto, y así sucesivamente.

La aguja va alternando entre pasar por encima y por debajo de cada punto atrás. Verás cómo el hilo empieza a formar una especie de trenza suave.

Cuando llegues al final, remata el hilo por detrás con cuidado. No aprietes demasiado, deja que el hilo respire un poco para que el punto conserve su volumen natural.

Y ya está, has hecho tu primer punto de Pekín.

Míralo en video si lo prefieres

https://youtu.be/hQJsg6637UA

Trucos para que te quede perfecto.

Después de practicar muchas veces este punto, te puedo decir que hay algunos detalles que marcan la diferencia.

  • No aprietes demasiado el hilo, porque el punto se puede encoger y perder su forma.
  • Usa hilos finos si quieres que el resultado sea delicado, con dos hebras suele quedar perfecto.
  • Si usas dos colores distintos, uno para la base y otro para el entrelazado, conseguirás un efecto precioso.
  • Practica en líneas rectas antes de probar con curvas o figuras más complejas.
  • No tengas miedo de deshacer si algo no te gusta. Bordar también es aprender a volver a empezar.

Este punto no es complicado, pero tiene un ritmo. Una vez le pillas el movimiento, se vuelve casi automático, es como si el hilo te guiara solo.

Dónde puedes usar el punto de Pekín.

Lo bonito del punto de Pekín es que se adapta a cualquier estilo de bordado. Puedes usarlo para:

  • Decorar los bordes de servilletas o pañuelos.
  • Enmarcar letras o monogramas.
  • Dibujar tallos o contornos de flores.
  • Rellenar zonas pequeñas en un bordado.
  • Añadir textura a un diseño minimalista.

También queda muy bonito combinado con otros puntos, como el de tallo, el de cadeneta o el festón. Si lo usas junto a hilos metálicos o sedosos, el resultado tiene un toque casi de joya. Es un punto discreto pero con carácter, de esos que hacen que todo el bordado se vea más trabajado sin que parezca recargado.

Cómo integrarlo en tus diseños.

Una de las cosas que más me gusta del punto de Pekín es que encaja en cualquier estilo. Si te gusta el bordado floral, puedes usarlo para los tallos o los contornos de las hojas. Si prefieres un estilo más moderno, prueba a hacerlo en colores que contrasten, o sobre líneas geométricas.

También puedes jugar con la combinación de hilos. Por ejemplo, usa un hilo más claro para la base y uno más oscuro para la pasada superior, eso crea un efecto de profundidad precioso.

Y, si te atreves, mezcla texturas: un hilo mate con uno brillante, o un hilo de algodón con uno metálico. A veces las combinaciones más sencillas son las más sorprendentes.

El placer de bordar sin prisa.

Hay algo muy bonito en bordar despacio, el simple hecho de pasar la aguja por la tela una y otra vez, tiene un ritmo casi meditativo.

Cuando bordas, dejas de mirar el reloj, te concentras en los colores, en la textura, en el sonido suave del hilo al deslizarse. Es una forma de calmar la mente, de reconectar contigo misma.

Mientras hago el punto de Pekín, me gusta pensar que cada puntada es un pequeño respiro. Es un momento para mí, sin exigencias, sin prisa. Y, cuando termino y miro lo que he creado, siento una mezcla de orgullo y serenidad.

No se trata simplemente de bordar algo bonito, se trata de disfrutar del proceso y de darte el permiso de hacerlo a tu ritmo.

Cómo conservar tus bordados.

Después de dedicar tantas horas y cariño a un bordado, merece la pena cuidarlo bien. Lávalo siempre a mano, con agua fría y un jabón suave. No frotes directamente sobre el bordado, sólo deja que el agua haga su trabajo y presiona con cuidado.

Sécalo extendido, lejos del sol directo. Si necesitas plancharlo, ponlo boca abajo sobre una toalla y cúbrelo con un paño fino antes de pasar la plancha.

Guárdalo en un sitio seco, protegido del polvo y de la humedad. Si vas a enmarcarlo, usa un marco con cristal antirreflejo y sin presionar la tela. Cuidar tus bordados es una forma de cuidar también tu tiempo y tu energía.

Variaciones del punto de Pekín.

Una vez que lo domines, puedes experimentar con él y darle tu toque personal.

  • Si haces una segunda pasada en sentido contrario, el punto queda más trenzado y denso.
  • Puedes dejar espacio entre los puntos atrás para un efecto más aireado.
  • También puedes usar dos tonos del mismo color para un acabado elegante y sutil.

El punto de Pekín combina muy bien con otros tipos de bordado, tanto tradicionales como modernos, es de esos puntos que nunca se pasan de moda.

Bordar y sentirse bien.

Bordar no es sólo una actividad creativa, es una forma de desconectar del ruido y reconectar con lo esencial. Cuando tienes la aguja en la mano y te concentras en cada puntada, entras en un estado de calma que difícilmente se consigue con otras cosas.

Muchos estudios dicen que bordar reduce el estrés y mejora la concentración, pero más allá de eso, hay algo muy humano en crear con las manos, es una forma de estar presente, de sentir que lo que haces tiene un ritmo, un propósito y una belleza propia.

Cada puntada es un gesto pequeño, pero cuando terminas, ves cómo ese gesto repetido, una y otra vez, ha creado algo precioso.

Preguntas frecuentes.

¿Es difícil el punto de Pekín?

No, es un punto sencillo que sólo necesita práctica. Cuando le coges el ritmo, fluye solo.

¿Qué hilo es mejor usar?

El hilo de algodón mouliné es perfecto. Si quieres un acabado delicado, usa dos hebras, si prefieres más volumen, puedes usar tres.

¿Puedo usarlo en ropa?

Sí, aunque te recomiendo hacerlo en prendas que no se laven con frecuencia, como pañuelos decorativos, o detalles en blusas.

¿Se puede hacer con varios colores?

Claro. De hecho, usar dos colores distintos, uno para la base y otro para el entrelazado, da un efecto precioso.

¿Qué hago si se me enreda el hilo?

No tires, deshazla con calma y usa una aguja más fina para ayudar a soltar el nudo sin romper nada.

El punto de Pekín tiene algo especial, es sencillo, elegante y lleno de ritmo. Cada vez que lo hago, siento que el tiempo se ralentiza y todo se vuelve un poco más claro. No necesitas ser experta ni tener materiales caros. Sólo necesitas una aguja, un hilo y ganas de crear algo bonito con tus propias manos.

Este punto me recuerda que la belleza está en los pequeños gestos, en la paciencia y en el amor por los detalles. Si nunca lo has probado, dale una oportunidad, verás que no solo transformará tus bordados, sino también tus momentos de calma.

¿Te animas a probar el punto de Pekín? Cuéntame cómo te ha ido o en qué proyecto te gustaría usarlo. Me encantará leer tus ideas y compartir contigo este amor por el bordado. Si te ha gustado esta guía, compártela con alguien que disfrute creando con las manos. A veces una puntada compartida puede inspirar muchas más.

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